lunes, 21 de enero de 2013

UN ENFOQUE DIFERENTE DEL MANO A MANO


La serie de comentarios que el mano a mano de este domingo 20 de enero en la Plaza México generó, corresponde sin duda proporcionalmente a la expectación que se suscitó desde su anuncio.

Con expectación morbosa que sirviera para que los revendedores llevaran agua a su molino, como quiera que esto sea, no cabe duda que es hermosa la plaza llena hasta el reloj.

Salvo algunos claros en el tendido general, el tendido numerado se vió abarrotado de aquel público inusual a las corridas de temporada, artistas que se dejaron ver en los tendidos a manera de escaparate digamos y aquellos otros actores de la política, pseudo-intelectuáles burgueses y personas de las más diversas esferas sociales.

Por esto otro, la fiesta brava tiene la cualidad de reunir a la sociedad entera en una muestra cabal de que el toreo promueve la convivencia democrática y esto, esto solo la fiesta brava lo puede lograr.

¿Qué más podemos abonar a la crónica del festejo?  

Digamos que la mayor parte de los comentarios tienden a desorientar a aquel grupo de asistentes inusuales a las corridas. Si, aquellos que pudieran llegar a ser virtuales aficionados a la fiesta brava y que se dejan ir por la tendencia de estos comentarios solo porque a algunos pseudo-aficionados metidos a "conocedores" formándose un criterio erróneo dan por perdedor a Diego Silveti en la contienda y hasta justificándole adjudicando sus resultados a su falta de experiencia y verdor.

¿Que no vieron la corrida?

¿Acaso el mano a mano era una especie de pelea de pugilistas que subieron al cuadrilátero a darse de "mamporros" y ganar el trofeo o cinturón en disputa?

No señores, nada más lejos de la realidad. 

¿Qué esperaban, que Diego Silveti le cruzara la cara a El Juli con un par de bofetadas o al menos le echara una mirada retadora o le escupiera a su paso?

No y una vez más no señores no pretendan engañarse ni engañar a nadie.

Yo ví en el pandero a una verdadera promesa de la torería mexicana haciendo su mejor esfuerzo por agradar a un público desorientado y a un grupo de "conocedores", esos que nada les acomoda, esos que pasan por alto los esfuerzos y los afanes de los coletas frente a la cara del toro y que se aprovechan de la comodidad de su localidad en el tendido para proferir una sarta de insultos u otros en afán de protagonismo mofándose del matador en turno porque son tan pusilánimes que lo más cerca que han visto a un toro bravo es desde su butaca.

Y otros locos peligrosos a traves de las redes sociales dan como ganador de la gran pelea de gladiadores a Julián López, desmereciendo la actuación de Silveti.

!Oigame no!

Podrá no gustarles la ejecución de las suertes de Silveti, podrá no gustarles su toreo lo que es justificable.

Lo que no se vale es hacer escarnio de la mala suerte del hijo del Rey David que topó con un lote conformado por toros sin raza, parados y remisos.

¿Así cómo?

Lo que hizo El Juli no me sorprende en absoluto, es un maestro con un gran oficio porque además de ser todo un profesional del toreo, es un hombre de campo que disfruta de las faenas camperas como pocos y quien tiene un conocimiento vasto del comportamiento de las reses.

Yo le agradezco que aparte de tener estos atributos, es un hombre honesto que ofreció a la afición su entrega, una demostración de valor cabal y que dió una cátedra de bien torear, un torero con ideas frescas digamos: inteligente.


Y tampoco su lote fué de lo mejor, ¡no señor!

¡Qué fácil hace ver El Juli su quehacer torero!

Pero está visto el enorme respeto que ambos espadas se profesan y fué un bello detalle de Diego el brindarle a su tercer enemigo al maestro Julián López.

¿O qué, algunos ignorantes esperaban ver que se agarraran a cojinazos?

¿Y créen que exagero?

Échenle un vistazo a las redes sociales, desde que acabó la corrida he visto algunos mensajes que hasta me dan pena ajena.

¿Y estos infames son los que pagaron reventa y me privaron de mi lugar habitual?

!Que poca...!


EL RECUENTO DE LOS RESULTADOS