lunes, 27 de enero de 2014

RESPETABLE PÚBLICO: MEJOR ¡CHITÓN!


Estimado Público de la Plaza de toros México
Estimados taurinos usuarios de las redes sociales:

Sin deshonrar del legítimo derecho de expresar libremente la opinión de cada quien y con respeto a los diversos puntos de vista que ustedes puedan tener, quiero si me permiten hacer una crítica hacia un sector que viene significándose por su proclive intolerancia por los resultados de la temporada y sus sarcásticas y amargadas expresiones de insatisfacción.

Advierto en ustedes un resentimiento mezquino hacia casi todo lo que se mueve y hasta he llegado a medir su encono de forma clasificada en estricto orden:


1.- En primer término contra el empresario Rafaél Herrerías, siendo éste blanco perfecto de todos los ataques, a veces mediando una razón, y otras veces nada más porque sí, porque en alguien habrá que desquitarse digo yo.

2.- En segundo lugar en contra del juez de plaza. Sin duda el personaje idóneo en contra del cual descargar el peso de la ira por sus desaciertos al momento de calificar a una faena, el comportamiento de las reses y hasta por haber reseñado de forma errónea una corrida.

3.- Los actores de la función: matadores, banderilleros, picadores, puntilleros y peones de brega que se juegan la vida en la cara del toro, no se salvan de las más duras y enérgicas denostaciones por parte de un sector que domingo a domingo se da cita en los tendidos de la plaza, ya sea para ingerir bebidas alcohólicas en cantidades generosas o bien para proferir gritos e insultos reventando el festejo.

4.- ¿Y el ganadero?
Como si la tarea de criar ganado bravo fuese sencilla, el ganadero apuesta lo mejor que tiene para presentar su encierro el día de la corrida.
Elige a los mejores ejemplares, esos con las mejores notas de tienta y de mejor presencia, embarca su corrida con mucha ilusión en el juego de sus reses y luego...

Luego resulta que el viaje de la ganadería a la plaza, las peleas con sus hermanos,  las condiciones de los corrales en la misma y hasta por qué no: el agua que beben y hasta la altura a la que se encuentra la ciudad de México, suelen ser factores que afectan la movilidad del toro en el ruedo y de plano el gozo se va al pozo.
Y le caen con todo al ganadero haciendo alusión a su progenitora simplemente hasta porque el toro estornudó.

Nada, absolutamente nada pasa desapercibido para el público y si bien es cierto que éste tiene derecho a reclamar por el dinero que pagó por una entrada, también es cierto que algunas de estas protestas vienen casi siempre acompañadas por agresiones verbales que dañan la imagen del público mismo y que tienden a contaminar a otro sector que asiste ocasionalmente a la plaza y sabe muy poco de la función taurina.

Ejemplo de ello lo tuvimos ayer, cuando un sector del público empezó a chillar y reventar a José Antonio Morante de la Puebla, simplemente por la poca colaboración de sus toros que fueron muy deslucidos y que a pesar de ello pudo hacer que su segundo entrara a la muleta.

El público no le perdona absolutamente nada, vamos ni la poca presentación del ganado en comparecencias anteriores o de que se haya dejado ir vivo un toro en Guadalajara. 

Pero jamás le agradecieron el empeño que puso por aprovechar la embestida de sus toros.

El público no viene a ver quién se la hizo sino quien se la pague.

Escuché una entrevista por televisión al cómico (no sé qué tiene de cómico) Alberto Rojas "El Caballo" quien se encontraba en el tendido y refiriéndose al El Pana en términos por demás absurdos diciendo que había ido a divertirse con las payasadas del Brujo de Apizaco.
A ver, a ver; !Perdón¡

¿El muy imbécil habla así de un torero que se viste de luces y expone la vida?

A mí es al que no me divierten las payasadas del dizque mimo.
Al diablo con el tal Caballo y su hijito quien también se reía de las declaraciones de su padre, dejando ver que lo de ellos es el teatro de carpa y no el toreo.

Quise poner este ejemplo para que calculen ustedes el tamaño del problema al que me refiero.

¿Cuántas personas acuden a la plaza simplemente por el morbo de ver el espectáculo con la esperanza de que un toro se cargue a un torero, o por retratarse en los tendidos porque su foto aparezca en Facebook al lado de sus cuates luciendo sendos vasos de cerveza en la mano?

Cuántos otros empezaron a ir a los toros esta temporada y se sienten con los suficientes conocimientos de la fiesta para hacer críticas ácidas de los matadores o del ganado, no duden que son los mismos que para solicitar premios a la labor de los toreros, arrojen cojines al ruedo.
  
Ayer nada menos un toro de Villa Carmela se inutilizó al romperse en cuerno desde la cepa al rematar violentamente contra del burladero.

Juan Ramón Saldaña cumpliendo con su misión de tocar al toro para evitar una arrancada intempestiva, estaba tapado en el burladero y sin otro movimiento que el de sus mejillas soplándole al toro para distraerle.

Solo que el toro remató con fuerza y se rompió el cuerno.

El público no quiso saber más de Saldaña, simplemente no le perdonó que el toro se hubiera inutilizado aunque el tuviera que ver nada con este accidente.

Bendito accidente: 

Porque esto permitió que se corriera el sobrero de la ganadería de Montecristo que a la postre permitió el triunfo de Joselito Adame y la salida a hombros del albero.

Vienen siendo comunes los gritos de: ¡Toro, toro!

A veces me dan lástima estos individuos que sienten que con estos gritos ganan protagonismo entre la concurrencia, sin saber ellos que por lo pronto tienen bien ganado mi repudio y sin duda el de algunos otros aficionados que lamentamos que haya personas que acuden a los tendidos, pero que nunca sabrán comportarse en la plaza y que tampoco aprenderán a ver toros.

LAS REDES SOCIALES

¿Y en redes sociales?

El tener una cuenta de twitter o de Facebook nos da la oportunidad de expresar ideas, gustos y disgustos, pero a algunos, les confiere la autoridad de no solo discrepar, sino atacar, insultar y descalificar el trabajo de los protagonistas de la fiesta.

Se sienten eruditos en materia taurina dando cátedra de sus amplios conocimientos que se remiten en todo caso a haber visto el festejo por televisión.

Y tanto en la plaza como en redes sociales, el fenómeno causa el mismo efecto, los demás se contaminan de ignorancia y le dan "like" a un comentario o enlace o bien "Re-Twitt" a la burla, al chascarrillo o el comentario doloso de un individuo que lo más que ha estado cerca de una res ha sido enfrente de un filete acompañado con ensalada.

Estos resultan los más rigurosos jueces al momento de calificar la labor torera de los que actúan en el pandero.

¿Ah pero que diferentes se ven los toros desde la comodidad de una butaca o de un sofá verdad? 

Y no, no pido coba para quien no la merece, yo mismo he criticado la labor de algunos espadas, de jueces, empresarios y ganaderos, pero siempre lo haré con un profundo sentido del respeto porque para empezar yo le vi la cara al toro y sé del sufrimiento, porque lo he visto, de estos protagonistas cuando entran al quirófano con las carnes abiertas en afán de conseguir el triunfo.

Aunque no haya participado en la organización de festejos, he advertido el enorme esfuerzo que significa dar una corrida de toros y agradezco que exista alguien que arriesgue su dinero de esa forma.

He admirado la dedicación de algunos ganaderos de bravo para criar productos que colaboren para la lidia y el mimo que le tienen al ganado así como las fatigas que pasan cuando las cosas simplemente no ruedan bien.

Admiro también a aquellos picadores y banderilleros que ejercen su labor con torería y con celo.

Respeto profundamente a los empleados de la plaza: Monosabios, areneros, porteros, mulilleros porque por haber pertenecido al gremio en una parte de mi vida, sé de la enorme afición que tienen todos ellos.

Y, si existe algo que no me gusta, siempre quedará mi silencio como manifestación de repudio.

Por eso amigos villamelones, simplemente les digo:

¡Chitón!




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