Estimado Público de la Plaza de toros México
Estimados taurinos usuarios de las redes
sociales:
Sin deshonrar del legítimo derecho de
expresar libremente la opinión de cada quien y con respeto a los diversos
puntos de vista que ustedes puedan tener, quiero si me permiten hacer una
crítica hacia un sector que viene significándose por su proclive
intolerancia por los resultados de la temporada y sus sarcásticas y amargadas
expresiones de insatisfacción.
Advierto en ustedes un resentimiento
mezquino hacia casi todo lo que se mueve y hasta he llegado a medir su encono
de forma clasificada en estricto orden:
1.- En primer término contra el empresario Rafaél Herrerías, siendo éste blanco perfecto de todos los ataques, a veces mediando una razón, y otras veces nada más porque sí, porque en alguien habrá que desquitarse digo yo.
2.- En segundo lugar en contra del juez de plaza. Sin duda el personaje idóneo en contra del cual descargar el peso de la ira por sus desaciertos al momento de calificar a una faena, el comportamiento de las reses y hasta por haber reseñado de forma errónea una corrida.
3.- Los actores de la función: matadores,
banderilleros, picadores, puntilleros y peones de brega que se juegan la vida
en la cara del toro, no se salvan de las más duras y enérgicas denostaciones
por parte de un sector que domingo a domingo se da cita en los tendidos de la
plaza, ya sea para ingerir bebidas alcohólicas en cantidades generosas o bien
para proferir gritos e insultos reventando el festejo.
4.- ¿Y el ganadero?
Como si la tarea de criar ganado bravo
fuese sencilla, el ganadero apuesta lo mejor que tiene para presentar su
encierro el día de la corrida.
Elige a los mejores ejemplares, esos con
las mejores notas de tienta y de mejor presencia, embarca su corrida con mucha
ilusión en el juego de sus reses y luego...
Luego resulta que el viaje de la ganadería
a la plaza, las peleas con sus hermanos, las condiciones de los corrales
en la misma y hasta por qué no: el agua que beben y hasta la altura a la que se
encuentra la ciudad de México, suelen ser factores que afectan la movilidad del toro en
el ruedo y de plano el gozo se va al pozo.
Y le caen con todo al ganadero haciendo
alusión a su progenitora simplemente hasta porque el toro estornudó.
Nada, absolutamente nada pasa desapercibido
para el público y si bien es cierto que éste tiene derecho a reclamar por el
dinero que pagó por una entrada, también es cierto que algunas de estas
protestas vienen casi siempre acompañadas por agresiones verbales que dañan la imagen
del público mismo y que tienden a contaminar a otro sector que asiste
ocasionalmente a la plaza y sabe muy poco de la función taurina.
Ejemplo de ello lo tuvimos ayer, cuando un sector del
público empezó a chillar y reventar a José Antonio Morante de la Puebla,
simplemente por la poca colaboración de sus toros que fueron muy deslucidos y
que a pesar de ello pudo hacer que su segundo entrara a la muleta.
El público no le perdona absolutamente
nada, vamos ni la poca presentación del ganado en comparecencias anteriores o
de que se haya dejado ir vivo un toro en Guadalajara.
El público no viene a ver quién se la hizo
sino quien se la pague.
Escuché una entrevista por televisión al cómico (no sé qué
tiene de cómico) Alberto Rojas "El Caballo" quien se encontraba en el
tendido y refiriéndose al El Pana en términos por demás absurdos diciendo que
había ido a divertirse con las payasadas del Brujo de Apizaco.
A ver, a ver; !Perdón¡
¿El muy imbécil habla así de un torero que
se viste de luces y expone la vida?
A mí es al que no me divierten las
payasadas del dizque mimo.
Al diablo con el tal Caballo y su hijito
quien también se reía de las declaraciones de su padre, dejando ver que lo de
ellos es el teatro de carpa y no el toreo.
Quise poner este ejemplo para que calculen
ustedes el tamaño del problema al que me refiero.
¿Cuántas personas acuden a la plaza simplemente
por el morbo de ver el espectáculo con la esperanza de que un toro se cargue a
un torero, o por retratarse en los tendidos porque su foto aparezca en Facebook
al lado de sus cuates luciendo sendos vasos de cerveza en la mano?
Cuántos otros empezaron a ir a los toros
esta temporada y se sienten con los suficientes conocimientos de la fiesta para
hacer críticas ácidas de los matadores o del ganado, no duden que son los
mismos que para solicitar premios a la labor de los toreros, arrojen cojines al
ruedo.
Ayer nada menos un toro de Villa Carmela
se inutilizó al romperse en cuerno desde la cepa al rematar violentamente
contra del burladero.
Juan Ramón Saldaña cumpliendo con su
misión de tocar al toro para evitar una arrancada intempestiva, estaba tapado
en el burladero y sin otro movimiento que el de sus mejillas soplándole al toro
para distraerle.
Solo que el toro remató con fuerza y se
rompió el cuerno.
El público no quiso saber más de Saldaña,
simplemente no le perdonó que el toro se hubiera inutilizado aunque el tuviera
que ver nada con este accidente.
Bendito accidente:
Porque esto permitió que se corriera el
sobrero de la ganadería de Montecristo que a la postre permitió el triunfo de
Joselito Adame y la salida a hombros del albero.
Vienen siendo comunes los gritos de: ¡Toro,
toro!
A veces me dan lástima estos individuos
que sienten que con estos gritos ganan protagonismo entre la concurrencia, sin
saber ellos que por lo pronto tienen bien ganado mi repudio y sin duda el de
algunos otros aficionados que lamentamos que haya personas que acuden a los
tendidos, pero que nunca sabrán comportarse en la plaza y que tampoco
aprenderán a ver toros.
LAS REDES SOCIALES
¿Y en redes sociales?
El tener una cuenta de twitter o de Facebook
nos da la oportunidad de expresar ideas, gustos y disgustos, pero a algunos,
les confiere la autoridad de no solo discrepar, sino atacar, insultar y
descalificar el trabajo de los protagonistas de la fiesta.
Se sienten eruditos en materia taurina
dando cátedra de sus amplios conocimientos que se remiten en todo caso a haber
visto el festejo por televisión.
Y tanto en la plaza como en redes
sociales, el fenómeno causa el mismo efecto, los demás se contaminan de
ignorancia y le dan "like" a un comentario o enlace o bien
"Re-Twitt" a la burla, al chascarrillo o el comentario doloso de un
individuo que lo más que ha estado cerca de una res ha sido enfrente de un
filete acompañado con ensalada.
Estos resultan los más rigurosos jueces al
momento de calificar la labor torera de los que actúan en el pandero.
¿Ah pero que diferentes se ven los toros
desde la comodidad de una butaca o de un sofá verdad?
Y no, no pido coba para quien no la
merece, yo mismo he criticado la labor de algunos espadas, de jueces,
empresarios y ganaderos, pero siempre lo haré con un profundo sentido del respeto
porque para empezar yo le vi la cara al toro y sé del sufrimiento, porque lo he
visto, de estos protagonistas cuando entran al quirófano con las carnes
abiertas en afán de conseguir el triunfo.
Aunque no haya participado en la
organización de festejos, he advertido el enorme esfuerzo que significa dar una
corrida de toros y agradezco que exista alguien que arriesgue su dinero de esa
forma.
He admirado la dedicación de algunos
ganaderos de bravo para criar productos que colaboren para la lidia y el mimo
que le tienen al ganado así como las fatigas que pasan cuando las cosas simplemente
no ruedan bien.
Admiro también a aquellos picadores y
banderilleros que ejercen su labor con torería y con celo.
Respeto profundamente a los empleados de
la plaza: Monosabios, areneros, porteros, mulilleros porque por haber
pertenecido al gremio en una parte de mi vida, sé de la enorme afición que
tienen todos ellos.
Y, si existe algo que no me gusta, siempre
quedará mi silencio como manifestación de repudio.
Por eso amigos villamelones, simplemente
les digo:
¡Chitón!
No hay comentarios:
Publicar un comentario