martes, 9 de agosto de 2016

PURO MITO




¿Mito o realidad?

Quién habrá sido el sabio varón que le endilgó a José Tomás, el socorrido mote de "El mito".

¿A partir de qué?

Y hurgando por el ciber-espacio, encontré la descripción de dicha palabra, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y al tenor dice:

Mito:   m. Historia ficticia o personaje literario o artístico que encarna algún aspecto universal de la condición humana. El mito de don Juan. m. Persona o cosa rodeada de extraordinaria admiración y estima. m. Persona o cosa a la que se atribuyen cualidades o excelencias que no tiene. Su fortuna económica es un mito.

Luego entonces pienso que aquel sabio le hizo chaparro favor al de Galapagar al bautizarle con ese remoquete.

Pero por otra parte y aduciendo a las actitudes del matador, o bien sea de sus apoderados y su modesta, escasa aparición en algunos carteles de ferias españolas importantes y esa incomprensible y enfadosa negativa de rehusarse a ser televisadas sus actuaciones, hacen presumir que en efecto José Tomás es eso: un mito.


José Tomás


Sus atributos como figura del toreo se mantienen intactos, su pasmosa quietud ante los astados que en opinión muy personal cae a veces en el tremendismo, la milimétrica distancia entre él y los cornúpetas pero sobre todo, el aparato publicitario que le rodea, hacen de él, la figura más cotizada del mundo taurino.

Pero volviendo los ojos hacia otros puertos, entenderemos que hay un sin número de opciones que enriquecen el panorama taurino y que atienden a diferentes gustos y paladares.

 Los hay artistas: Morante, Talavante, Manzanares, Finito de Córdoba; de academia: Jiménez Fortes, López Simón; Roca Rey, Adame; tremendistas: Padilla, El Fandi, Escríbano; espartanos: Rafaelillo, Castaño, Robleño, Urdiales, Fandiño; sobrios: El Cid, Ponce, David Mora, Curro Díaz; cerebrales: El Juli, Castella, Perera y una lista interminable el elenco de toreros en activo en España que participan animosamente en todas las ferias del verano en la península y el sur de Francia.

Algunos ases de la baraja.


Toreros algunos que han sido igualmente castigados por los toros y que terminan el año con una agenda abultada de festejos, muchos de ellos televisados en España.

Figuras todas que torean, que se dejan ver sin tantas pretensiones y que al final de la campaña seguramente serán contratadas para las temporadas americanas.

Aspectos como el mono-encaste no dejan de ser temas que merecen un trato aparte, pero fundamentalmente he querido abordar el tema del "mito".

En diferentes épocas de la historia del toreo ha habido figuras que han sido blanco de críticas y escarnios producto de la atracción que provocan y ese aire de autoridad con el que se han conducido aludiendo a la arrogancia en algunos casos y eso el público no lo perdona.

Le ocurrió a Joselito "El Gallo", a Gaona, al mismo Manolete, en nuestro país a Manolo Martínez que convocaba multitudes apenas aparecía acartelado en las ferias o en la temporada y al que le iban a ver a la plaza por igual sus partidarios y sus detractores, unos para alabarle y otros para denostarle y hasta reventarle de ser necesario.

Sus detractores resaltaban sus defectos y entre otras cosas criticaban de Manuel, el tamaño de sus muletas, esa tendencia a torear con el "pico" de la misma y enfrentar a toros digamos cómodos.

Pero tenía Manolo una magia especial, un toque de muleta privilegiado que le permitía llevar a la res como encantada en los vuelos del engaño en pases en redondo eternos para rematar las series con el desdén y alborotar el gallinero.

O aquellas trincherillas que le permitían iniciar una tanda como para acomodarse y ligar sin reponer terreno pases con la derecha en redondo que eran la delicia de partidarios y detractores.

Manolo en su tiempo, impuso condiciones a las empresas que lo contrataban, decidía la procedencia del ganado, la mayor parte  y tampoco sorteaba (y me consta) así como también decidía con que alternantes haría el paseíllo.

En plazas de tercera categoría imponía sus decisiones incluso a pesar de los jueces de plaza, vamos, hacía lo que le venía en gana, pero era el auténtico mandón.

Y justamente eso está sucediendo con el "mito".

Adopta esa actitud mandona, arrogante, imponiendo condiciones pero con algo más: no se deja nada en el tintero, el mismo se ha puesto un rasero que le hace salir una tarde a por todas y otra también pero ya con un ganado más cómodo en ocasiones.

Podrá José Tomás ser un torero valiente, tremendista y artista para muchos taurinos, pero siempre será referente.

Resume en su tauromaquia todas las intenciones de los toreros anteriormente descritos: El arte, el tremendismo, la sobriedad, el valor pero de eso a que es un mito, ¡dista una enormidad!

El verdadero mito lo han creado sus apoderados, la gente que maneja su carrera y administra su cartera.

El hecho de esa negativa a ser televisadas sus actuaciones despierta el apetito de la reventa y expone a la afición a quedar al margen de poder disfrutar del espectáculo y caer en manos de mercaderes abusivos que ni son aficionados y que más que aportar algo a la fiesta, la están acuchillando.

Por esa razón, las personas que manejan los intereses del diestro de Galapagar lo exponen de esta forma a ser blanco de críticas por su manera de conducirse y más aún en tiempos difíciles para la fiesta donde se supone que los taurinos debemos sumar esfuerzos para dignificarla y darle una mejor y mayor difusión.

Es José un torero cuña, como en su tiempo lo fueron Belmonte, Manolete, Manuel Benítez y otros estetas que dejaron una escuela; el antes de y el después de...

Si no me lo creen, ahí viene un peruano: Roca Rey que sigue la misma pauta y que aunque clásico y de academia, va tras los mismos pasos que José Tomás en cuanto a querer para sí, el privilegiado puesto de mando.

Solo que yo prefiero a aquellos toreros que con un pase cambian la onza, toreros de "pellizco" aunque para verlos habrá que ir a todas las tardes que se presentan porque pueden estar "cumbre" o de plano caer en el petardo si se quiere, pero con los detalles de su tauromaquia cuando hay inspiración y si se acomodan, está pagado el boleto.

Para mi, los toreros son eso: toreros!

Eso de atribuirles dones divinos o elevarlos al rango de semi-dioses por buenos que sean, no pasa de ser un mito.

Puro Mito! 

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